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Deuda Buena o Deuda Mala

Esa es una de las consultas mas frecuentes que nos realizan a los financieros, aunque muchos colegas expresan que si es para inversión puede ser buena y si es para consumo lo inverso, hay más variables que intervienen en este proceso y es conveniente analizarlas todas de manera integral, no solo tomar el origen para considerar si es viable o no.

Las variable que recomiendo evaluar son: identificar las condiciones internas de cada persona o negocio, analizar la capacidad de venta o recuperación de efectivo que posea, estudiar las condiciones de la deuda (intereses y plazos), calcular la viabilidad del para qué del préstamo, proyectar diversos escenarios de aplicación antes de obtener los fondos, estimar monetariamente la garantía o respaldo que tengan el deudor y por último  tener en cuenta cualquier otra variable que este relacionada directa o indirectamente en este proceso.

Actualmente los préstamos tienen una demanda alta, las razones son variadas van desde aspectos personales por sobrevivencia o consumo hasta el desarrollo de nuevas ideas de negocios o expansión comercial o territorial, sin embargo, he observado en muchos casos que las personas o entidades que los adquieren, no realizan el estudio de las variables mencionadas anteriormente, por la prisa de resolver o gestionar y como consecuencia quedan más expuestos a situaciones de alto riesgo.

También  he notado que la diligencia con que toman los prestamos puede estar vinculada a una creencia que se ha inculcado desde la niñez, “Que el que más se arriesga, más gana; lo bueno de esa creencia es que saca de la zona de confort,  da valor e impulsa a tomar decisiones que transformen la vida; sin embargo, lo adverso  de esta es que, si el deudor no está consciente, organizado y con visión clara del proceso de financiamiento, va a llegar al punto de deberle el alma al diablo sin derecho a devolución.

En muchas de mis ponencias he dicho que no trató de satanizar el apalancamiento, cuyo giro lo veo viable y productivo, si reúne el análisis de las variables mencionada y la persona o entidad hace uso y reintegro efectivo del crédito; sin embargo, sabemos a través de consultas de usuarios que nos han realizado tanto a mí como a mis colegas; y también en casos observados en las noticias que transmiten los medios de comunicación a nivel nacional, que una buena parte de la población no maneja eficientemente su gestión crédito, conllevando a un incremento el nivel de endeudamiento e intereses que en algunas circunstancias se convierten en oneroso.

Es ahí donde surge la controversia entre el derecho a realizar negocios (prestamistas) y establecer tasas de interés competitivas, lo que quiero resaltar tanto para el deudor como para el acreedor es que a corto plazo se desarrolla un círculo vicioso donde el que presta no sólo recupera su capital, sino que transforma su negocio en algo extremadamente lucrativo acosta de la descapitalización del deudor que sufre una quiebra técnica y llega al punto de que su deuda es impagable y esta situación a largo plazo es un indicador de pobreza representativo.

Otra cara de la deuda que quiero abordar es el comportamiento del deudor, que está consciente de la existencia e la deuda, pero desconoce cuál es su comportamiento a través del tiempo, al punto de no conocer el valor real y presente de la misma.

El desconocimiento y la indiferencia no hace que desaparezca la deuda, si todo lo contrario esta aumentará su valor en el tiempo; estos temas los he abordado de forma práctica y sencilla para que el público tenga herramientas con las cuales pueda identificar  y analizar los factores que inciden en este proceso y pueda tomar decisiones que le brinden tranquilidad él y su familia a mediano o largo plazo.

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